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¿Lo nota Vd.?.
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Sí, sí. No tengo ninguna duda. Creo que hemos
entrado los dos, al unísono, en un profundo sueño tras tomar la medicación que me
recetó pero, pasados los efectos, creo que nos hemos despertado los dos a la
vez.
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¿ Se tomó la dosis que le receté?
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Sí, por supuesto.
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Pues vaya dilema. Incrementarla no es recomendable
porque entraríamos en zona de peligro vital. Tenemos que optar por otras
soluciones…
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Estoy preocupado, doctor. Esto tiene mala
solución, ¿verdad?.
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Voy a serle muy claro: muy mala. A nadie se le
ha planteado un tema igual. No hay antecedentes en la historia médica de una
persona que se haya tragado un ratón vivo y que permanezca en el estómago con la
misma naturalidad con la que se movería en su hábitat natural.
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¡ Qué cosas me pasan !.
-
Y, por tanto, al no existir antecedentes
clínicos, no existen soluciones para un problema que nunca antes se ha planteado.
Tenemos que hacer innovación médica desde una pequeña clínica como si fuéramos
un laboratorio experimental de una multinacional.
-
¿Y si consulta a otros colegas?.. Por aquello de
que cuatro ojos ven más que dos.
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Me lo he planteado pero eso no depende
exclusivamente de mí. Por mi parte, no habría problema porque, aunque en el gremio
hay una competencia feroz y nadie pide ayuda o colaboración a otro médico de la
competencia, tengo algún amigo que estaría encantado de participar en este reto
tan original. Pero, ¿vd qué opina?.
-
¡Yo que tengo que opinar?. Soy un simple
paciente sin conocimientos de medicina.
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No es ese el problema. Le quiero decir que si su
caso es conocido toda la prensa se apostará alrededor de mi casa para conocerle,
entrevistarle, hacerle fotos,…
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¿Tan grave es el tema?.
-
Además de grave, es inaudito. Ya le he dicho que
nunca antes se había planteado algo igual. Eso es lo que interesa a la prensa.
La gravedad es lo de menos porque cada día hay miles de casos graves. Pero alguien
que tenga un ratón vivo en el estómago…
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No creo que sea tan importante.
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¿ Estaría Vd. interesado en un hombre que se
queda embarazado, o una persona que se pasea por la ciudad con su cabeza bajo
el brazo, o un amputado al que de repente le crece la extremidad,…
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¿ Sería un milagro ?.
-
Vd. lo ha dicho: un milagro. Y los milagros,
además de la iglesia, le interesan mucho a la prensa.
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Pero… y perdone si le molesta mi osadía en estos
momentos, los dos podríamos obtener beneficios de este asunto. Ese tipo de
prensa tiene la cartera muy suelta a la hora de conseguir exclusivas. Vd y yo podríamos
ser famosos, beneficiándonos de este caso tan original.
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Mire, no he llegado aquí para poner mi prestigio
profesional en manos de nadie. Además, y ya que toca el tema, todo tiene su lado
bueno y su lado malo.
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Aquí me he perdido, doctor.
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Pues, con total franqueza, esto puede salir bien
o mal. Si lo solucionamos, todos contentos. Pero si sale mal, yo quedaría en
entredicho y vd…
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Yo, muerto.¿no?.
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No pensemos en esa solución. Yo no soy ningún
médico forense y afortunadamente tampoco nunca me he visto en esa tesitura. Seamos
discretos, por favor.
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De acuerdo, confío en Vd.
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Bien, vamos a ser sinceros. Nadie, como le he
dicho, ha visto caso semejante en toda la historia médica. Tenemos que inventar
una solución a un caso que antes nadie ha visto. No hay recetas ni medicamentos
apropiados para su caso. Como le dije ayer, operar es una opción descartada
porque el bicho ese le provocaría heridas tan severas que posiblemente nos llevarían
a un desenlace fatal. Administrar dosis más potentes de medicamentos es peligroso
porque, además de poner en riesgo su vida o dejarle secuelas para toda la vida,
yo tendría que responder por un error médico ya que un simple análisis de
sangre detectaría dosis anormalmente altas de sustancias tóxicas. He estado
dándole vueltas y vueltas a su caso y sólo he encontrado una solución posible.
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Dígame.
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¿Cuál es el depredador natural de los ratones?.
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Los gatos.
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Pues esa es la solución. Tráguese un gato.
(continuará)